Engrosamiento de color amarillento y ligeramente levantado de la conjuntiva, que cubre la parte blanca del ojo (esclera), cerca del borde de la córnea, pero que no la invade. Generalmente con la exposición al medio ambiente (sol, viento, etc), genera una inflamación (Pingueculitis) de la misma. Por lo que es necesario tratamientos tópicos con corticoides. Muy pocas veces se llega el tratamiento quirúrgico.

Se pueden tomar medidas para ayudar a prevenir una pinguecula o evitar que empeore, por ejemplo: Mantener los ojos bien lubricados, utilizar lentes de sol de buena calidad que protejan correctamente de los rayos UV, evitar los irritantes oculares y exponerse menos horas al sol.

Es un crecimiento triangular de tejido no canceroso que puede aparecer en uno o ambos ojos. Es más común en las personas que pasan mucho tiempo al sol, por ejemplo, quienes trabajan al aire libre. Es indoloro, puede estar levantada y tener vasos sanguíneos visibles. Puede generar irritación y afectar la visión debido a que invade la córnea, generando astigmatismo (alteración de la curvatura normal de la córnea) y en casos graves ocluyendo el eje visual. Generalmente cuando esto se produce tiene indicación quirúrgica. La misma se realiza bajo anestesia tópica (gotas de anestesia), local (inyección en el área) y apoyo anestésico. Teniendo un postquirúrgico prolongado, con uso de gotas tópicas por tiempos prolongados y a veces con adición de inyecciones de drogas en forma local. Es importante controlarse con un profesional para descartar otras patologías que puedan ser malignas.

Son de los más frecuentes del ojo y anexos oculares. Abarcan un amplio espectro desde lesiones benignas como el papiloma a otras malignas que pueden poner en peligro la función visual y la vida del paciente, como el carcinoma epidermoide y el melanoma. El diagnóstico precoz es fundamental para prevenir la extensión ocular y sistémica y para preservar la función visual, teniendo alta prevalencia en los países con mayor exposición al sol. Con respecto a los tumores pigmentados, la mayoría son benignos (ej: lunar de la conjuntiva, melanosis, etc), reconociéndose variaciones según la pigmentación racial y la edad de los pacientes. La diferenciación clínica entre lesiones benignas precancerosas y malignas es difícil, precisando la realización de una biopsia para el diagnóstico definitivo. En muchas ocasiones la biopsia es terapéutica al mismo tiempo, ya que conlleva la extirpación completa en el caso de lesiones circunscritas (biopsias escisionales). En otros casos, como los tumores malignos (confirmados por previa biopsia), la cirugía combinada con distintos tratamientos adyuvantes (quimioterapia, crioterapia u otras) persigue el control local de la enfermedad, preservando en lo posible la integridad anatómica y funcional de la superficie ocular.